domingo, 7 de marzo de 2010

La Culpa

Solemos considerar a la culpa como una de las emociones negativas, que nos tortura y que no nos deja vivir. Esta es la forma disfuncional, y de la cual es posible aprender a transformarla en un valiosísimo aliado que repara sin torturar.COloradoView5
La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano y, al mismo tiempo, una de las maneras más utilizadas para manipular a los otros. Los psicólogos establecen que la culpa es la diferencia entre lo que hice y lo que debería haber hecho, entre lo que quiero y lo que debería hacer. La culpa es una emoción que nos paraliza, que nos impide seguir desarrollando todo el potencial que tenemos; la culpa es venganza, bronca y boicot contra uno mismo.
La búsqueda central de todos los seres humanos está orientada a encontrar la felicidad. Somos seres que fuimos creados para gozar, crecer, desarrollarnos, cumplir nuestro propósito, satisfacer nuestras necesidades y alcanzar la tan anhelada alegría.  El ser humano tiene necesidades básicas que requiere desarrollar para poder vivir libre de culpas y así bloquear cada obstáculo que intente detenerlo. Veamos algunas de estas necesidades:
La necesidad física: podemos satisfacerla cumpliendo determinadas pautas tales como comer sano, practicar ejercicio o realizar controles médicos periódicamente.
La necesidad emocional: el ser humano es un "ser social" y, como tal, debe establecer vínculos sanos con su entorno, recordando que puede compartir con otros pero sin dejar de ser él mismo. Aquellos que saben elegir y relacionarse con pares que agregan valor a su vida, alcanzan un bienestar emocional saludable que les permite sentirse plenos y aptos para crecer y desarrollarse dentro del sistema cultural en el cual están inmersos.
La necesidad intelectual: ésta se satisface a medida que vamos creciendo y nos vamos nutriendo de sabiduría, desechando paradigmas erróneos, eligiendo mentores y expandiendo nuestra mente con creencias verdaderas.
La necesidad espiritual: todos los seres humanos nacemos con un espíritu que requiere ser alimentado. Tal vez te preguntes: ¿cómo hacerlo? Esta necesidad se satisface  descubriendo el propósito de nuestra vida y desarrollando una fe sólida que nos permita avanzar y sortear los obstáculos que puedan presentarse. Cada uno de nosotros hemos nacido con un propósito único y especial, con un sueño que sólo nosotros mismos podemos cumplir.

Cuando una de las áreas de nuestras vidas no alcanza toda su capacidad de expresión nos sentimos con culpa, nos volvemos vulnerables a la queja, a las demandas y a la manipulación. Si le damos permiso a la culpa para que crezca y ocupe cada vez más espacio dentro de nuestras emociones, ésta se convertirá en la causante de una depresión que sabremos dónde comienza pero no dónde termina.

A través de la vida cada ser humano crea un código y establece un sistema que garantiza su cumplimiento. Tenemos un “culpador” interno, que es el guardian del código y cada vez que transgredimos alguna pauta del código se activa una señal que informa que hay transgresión. Esta señal es la culpa.
El culpador no tiene la capacidad de darse cuenta que el código puede cambiar, y es aqui donde se origina la disfuncionalidad de la culpa. Las formas disfuncionales mas comunes son la descalificación y el castigo.

La descalificación significa que el culpador le dice al culpado  que  ha transgredido esa pauta por lo que es malo en cualquiera de sus formas: egoista, desconsiderado, perverso,etc..   el castigo es provocarle intencionalmente al culpado un sufrimiento determinado. Los efectos psicologicos de la descalificación y el castigo son verdaderamente devastadores.
Los tres componentes de la culpa disfuncional son:
1. La cristalización del código que no se deja modificar por la nuevas circunstancias
2. La decalificacion y
3. El castigo como forma habitual de tratar al aspecto culpado cada vez que transgrede una norma.

Existe un enfrentamiento continuo entre el la norma establecida y los impulsos, pero en realidad ambos son complementarios, la desclaificacion y el castigo son dos manifestaciones que ocurren debido a la ignorancia emocional en el modo de expresar un  desacuerdo. Esta descalificación consiste en confundir el impacto que un estimulo produce sobre mi, con lo que el estimulo realmente es.
                                            “ Si estoy en desacuerdo contigo..No sirves…..”
Otra creencia equivocada del culpador es confundir enojo con castigo y utilizarlo como una forma de enseñanza. Cuando el culpador realiza el aprendizaje que le permite reconocer el error de la descalificacion y el castigo, abandona progresivamente dichas reacciones y desarrolla la capacidad de expresar su desacuerdo con el culpado de un modo que no lo agravia y que, además, lo instrumenta. Hay que entender que la función principal del culpador no es injuriar y castigar al culpado sino reestablecer el respeto al código. El culpaldor en lugar de castigar debe de enseñar.

El culpado debe de entender que el código que resguarda el culpador, si bien por momentos  pone liítes a su movimientos y le puede resultar molesto, en el fondo tambien lo protege. Cuando el  culpado reconoce la necesidad de los códigos, de normas y de que exista una funcion que se encargue de informarle cada vez que lo ha trangredido, genera una mejor disposicion hacia el culpador.
El culpado tiene que aprender que es él quien mejor conoce el modo en que necesita que el culpador le informe. Por lo tanto se requiere que sea lo suficientemente sensible para detectar, momento a momento, cual es ese modo e informárselo al culpador para que éste, a su vez, pueda adecuar su expresión al lenguaje más comprensible para el culpado.

Cuando el Culpado y el Culpador se dan cuenta que estan formados por la misma energía básica y que son socios complementarios, encontraran que la adecuación recíproca, más que un vínculo idílico utópico, imposible de realizar, es un modo de relacionarse que les corresponde por derecho natural, que necesitan y pueden reencontrar, reconstruir y disfrutar.
----Bibliografia: Lecturas del Dr. Norberto Levy

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